El futuro de la movilidad pasa necesariamente por el uso de vehículos con motorizaciones eléctricas, así como fuentes renovables, limpias y sostenibles y, también, con capacidades de conducción autónoma. Unas tecnologías que han vivido un enorme bum en los últimos años y que cada vez se encuentran más cerca de hacerse realidad, con algunos modelos que ya están a la venta en nuestro país y que tienen suficientes recursos técnicos como para circular sin la intervención de un conductor. Ahora bien, que las empresas sean capaces de ofrecer esos servicios no significa que, de verdad, la sociedad y los legisladores de todos los países estén preparados para su adopción. Ese será, precisamente, el gran desafío que tendrán que vencer los coches autónomos para convertirse en una opción viable para los usuarios. ¿Sabes qué es y cómo funciona uno de estos vehículos inteligentes?
Conducción autónoma vs. vehículos autónomos
Actualmente algunas empresas fabricantes de coches y empresas de desarrollo de sistemas trabajan en dos campos muy diferentes que van dirigidos a mercados con objetivos bien diferenciados. En el caso de la conducción autónoma, hablamos de tecnologías capaces de hacer circular un vehículo con absoluta seguridad por calles, carreteras y autovías, de ir de un punto a otro de la ruta siguiendo las indicaciones precisas de los mapas que tiene y los sistemas de posicionamiento global, pero que siguen necesitando la atención del conductor por si se produce algún contratiempo que requiere de la intervención humana. Eso sí, estas tecnologías se clasifican dentro de una escala de cinco niveles dependiendo del grado de inteligencia y autonomía del vehículo que incorpora estas ayudas.
Sin embargo, los vehículos autónomos son todo un ecosistema de modelos pensados para circular solos y que desde la misma mesa de diseño se desarrollan pensando que no necesitarán de la presencia de un conductor humano. Es por eso que este tipo de coches, camiones, etc., no llevan controles físicos como tal, es decir, volantes, pedales o palancas de cambio para elegir el régimen de la marcha. En estos casos, hablamos de salones sobre ruedas equipados con lo último en objetos de confort como sillones individuales, neveras, mesas, equipos multimedia y de entretenimiento. De ahí que en los próximos años, este tipo de movilidad sea la que acabe por imponerse en las flotas de taxis de las grandes ciudades, e incluso para el transporte por carretera con convoyes de mercancías que podrán circular sin la intervención humana. En todos los casos, los futuros vehículos autónomos cumplirán el nivel máximo de conducción autónoma que actualmente definen como de Nivel 5 entidades como la SAE International.
¿Cómo conduce solo un coche?
Los vehículos con tecnologías de conducción autónoma (incluidos los coches autónomos) se sirven de todo un enorme sistema de sensores capaces de comprender lo que ocurre a su alrededor y que mantienen al vehículo permanentemente conectado. Desde cámaras que cubren todos los ángulos del coche, a sensores tridimensionales (LiDAR) capaces de detectar, reconocer y calibrar la distancia de todos los objetos que le rodean, así como otros recursos como radares, cámaras de visión nocturna y sistemas informáticos, también de respaldo, equipados con inteligencia artificial que no solo comprenden lo que ocurre en la carretera, si no que actúan en consecuencia.
Un coche con tecnologías de conducción autónoma puede leer todas las señales de tráfico, identificar a otros coches y tipos de vehículos, obstáculos como conos, obras o peatones, distancias respecto de los demás objetos y, por supuesto, tomar decisiones clave como el control de la velocidad y los movimientos del vehículo para circular con la mayor seguridad posible. Gracias a todos estos sensores, los vehículos pueden prever parones repentinos en las carreteras y, también, anticiparse a potenciales situaciones de riesgo.
¿Qué niveles existen de conducción autónoma?
A lo largo de los años han aparecido varias entidades de certificación en el mundo que han intentado sentar las bases de lo que debe considerarse como la conducción autónoma de un vehículo, fijando una serie de grados y condiciones que deben cumplir. En la actualidad, cuando vamos a adquirir un coche con este tipo de ayudas, el fabricante debe marcar un número que señala el grado de independencia a la hora de conducirse solo. Con el paso del tiempo se han terminado por imponer las condiciones fijadas por SAE International, que definió seis niveles donde el número más bajo significa que no existe ningún tipo de ayudas mientras que el más alto es justo todo lo contrario.
- Nivel 0: no existe ningún tipo de automatización ni ayudas a la conducción
- Nivel 1: existen recursos que asisten al conductor, tanto para el movimiento longitudinal como lateral, pero nunca las dos a la vez. Además, el coche no tiene sistemas para detectar y reconocer otros vehículos ni puede adaptar su velocidad a la situación del tráfico
- Nivel 2: existe una automatización parcial de la conducción ya que el coche puede llevar a cabo movimientos longitudinales y laterales por separado o a la vez. El conductor puede evitarse las tareas relacionadas con el movimiento del coche aunque este no sea capaz todavía de detectar, reconocer y actuar en función de las condiciones del tráfico
- Nivel 3: en este cuarto grado, el coche recoge todas las ventajas de los anteriores más otra que le permite detectar y reconocer objetos para responder en función de las condiciones de la vía por la que circulamos y el tráfico presente. En este nivel, el coche circula de forma semiautónoma pero exigirá al conductor una atención constante por si se producen eventos que el vehículo no sea capaz de procesar correctamente
- Nivel 4: aquí nos encontramos en un escalón en el que la conducción autónoma es muy elevada, con sistema destinados a controlar el movimiento bajo prácticamente cualquier circunstancia, gracias a infraestructuras de respaldo que cubren cualquier fallo de los sensores primarios. De esta forma, el conductor pasa a ser una figura meramente contemplativa que no tiene por qué estar pendiente todo el rato de lo que ocurre en la carretera, aunque los fabricantes, en este punto, siempre recomiendan no perder la atención
- Nivel 5: la automatización de la conducción es completa
El coche autónomo en Europa y en EE.UU.
Como antes os comentábamos, aunque las tecnologías de conducción autónoma ya están situadas en el Nivel 4 en muchos vehículos disponibles para adquirir ahora mismo en concesionarios, como es el caso de los EV de Tesla, existen diferentes escenarios para sus propietarios dependiendo del país en el que vivan. Así, EE.UU., que suele ser mucho más rápida en adoptar y legislar sobre estas nuevas alternativas de movilidad, permite que estos coches circulen ya por las carreteras sin ningún problema.
Sin embargo, esos mismos coches, con esas mismas ayudas y niveles de conducción autónoma no pueden utilizarse de la misma manera en Europa (y por tanto España) ya que no existe un marco jurídico como tal. La Unión Europea ya ha declarado en numerosas ocasiones que no va a ser tan permisiva como en el caso de los EE.UU. y se resiste a que desaparezca de la ecuación la intervención, y atención permanente, de la figura humana. Se trata, sin duda, de un freno a la expansión de una tecnología que está demostrando su eficacia de forma continuada y que según la DGT, por ejemplo, cree que "la cifra de accidentes podría verse reducida con la llegada de los coches autónomos" ya que cerca del 90% de los siniestros están provocados por errores humanos.
Tal vez por esa lentitud de las autoridades europeas, algunos países han comenzado a moverse por su cuenta. Es el caso de Alemania, que ya tiene prácticamente terminado un marco normativo para dar cabida a los coches de Nivel 4 y que podría entrar en vigor este próximo verano. También España y Francia han suscrito un "Memorando de Entendimiento" por el que se comprometen a fomentar el impulso de las tecnologías de conducción autónoma que tiene como objetivo “la consecución de una mayor interoperabilidad de los sistemas y de normativa en ámbitos tan relevantes como" es el coche autónomo, y que suponen "la adaptación de la regulación y de las infraestructuras a las nuevas formas de movilidad conectada”.