Como si del propio concepto de la Fuerza se tratara, internet es un recurso que se ha vuelto imprescindible para la especie humana en todas sus actividades pero, al igual que ese mito de las películas de "Star Wars", "nos rodea, nos penetra y mantiene unida la galaxia". Da igual donde vayamos que siempre tendremos una manera de conectarnos a la red global e interactuar con ella. Eso sí, lo que muchos usuarios desconocen es que cada clic que realizamos, página que cargamos o comentario que dejamos en Facebook, entre otros, deja una huella de carbono que afecta al medioambiente. Con lo anterior sobre la mesa, ¿sabes cuál es la huella de carbono y cómo se puede reducir el impacto de la tecnología en nuestro planeta?
Para que os hagáis una idea, un simple clic sobre un enlace de internet, ese que os ha llegado a través de WhatsApp, provoca la emisión de 19 gramos de CO2 a la atmósfera. ¿Eras consciente? Ahora, multiplicad cada una de esas pulsaciones por todas las que realizáis en un día entero. La cantidad, para una sola jornada, se antoja excesiva por lo que si calculamos el total para todo un año la cifra deja de sorprendernos para convertirse en un auténtico drama.
La huella de carbono de internet
Obviamente, un clic de por sí no provoca que el mundo tenga 19 gramos más de CO2 emitidos a la atmósfera, pero sí todo lo que rodea al sistema capaz de producirlo. Los cables que circunvalan la Tierra y que nos comunican con cualquiera de sus rincones, los miles de millones de dispositivos móviles que usamos por la calle y en casa, y por supuesto, toda la energía que se necesita para mantener en marcha los servidores que almacenan cada dato que consultamos en todas las páginas web publicadas en los últimos 30 años, plataformas musicales, videojuegos, series y películas.
¿Más cifras? Solo Facebook emite todos los años cerca de 339.000 toneladas de CO2, una huella de carbono que no está, ni mucho menos, cerca de los 15 millones que produce Google, y que los de Mark Zuckerberg han reconocido en uno de sus últimos informes de sostenibilidad (el de 2019). Si dividimos esa cantidad por los cerca de 2.500 millones de usuarios que tiene la red social, podemos concluir que cada persona genera alrededor de 150 kilos de CO2 durante un solo año. ¿Os parece mucho? Pues se trata del dato más bajo conseguido por Facebook desde que llevan a cabo este tipo de informes.
A día de hoy, algo más del 3,5% de las emisiones de CO2 a la atmósfera son producto de la industria tecnológica nacida al calor de la revolución digital de internet y los teléfonos móviles. Una economía que ha crecido exponencialmente en los últimos tiempos y que en el año 2019 apenas suponía un 2% del total. Los mensajes que leemos en redes sociales, los retoques fotográficos que aplicamos con Instagram, un clic de pausa en un "streaming" de Netflix o los vídeos que se publican en TikTok son responsables de ese crecimiento al que algunas empresas ya empiezan a poner coto. Es más, la proliferación de las criptomonedas y los sistemas informáticos necesarios para minarlas han sido uno de los principales focos incontrolados a la hora de consumir cada vez más y más recursos energéticos.
La huella de carbono de un smartphone
Si de forma general, la tecnología e internet son un foco de emisiones de CO2 a la atmósfera, la industria de los teléfonos móviles se ha significado por ser una de las que más recursos naturales consumen, a un ritmo desmedido, y que muy posiblemente llevará al mundo a ver cómo en el año 2040 las tecnologías de la comunicación alcanzan el 14% del total de esas emisiones de gases de efecto invernadero, dejando muy atrás a otros sectores relacionados históricamente con lo que se ha dado en llamar como el "cambio climático": vehículos con motores de combustibles fósiles como son los coches, motocicletas, transportes pesados de mercancías, barcos, aviones, etc.
Además de esas emisiones, la industria de los smartphones es una de las que más residuos produce por la rápida evolución de muchos estándares que, cuando son sustituidos por otros más modernos, generan todo tipo de desperdicios que terminan depositados en el medioambiente. Es el caso de los cargadores, que cada pocos años cambian su norma de conexión, así como los accesorios vinculados a unas gamas muy concretas de smartphones que, al finalizar su vida útil, terminan en la basura. Pero como antes os señalábamos, es la producción de los teléfonos móviles la que genera la mayor parte del total de la huella de carbono de la tecnología, con cerca de un 95%.
Programas Green para reducir el impacto de la tecnología
La Unión Europea, consciente de este problema, ha puesto en marcha el programa GREEN EDGE enfocado precisamente a la reducción de ese impacto de las comunicaciones y sistemas tecnológicos. Prueba de ello es que desde el organismo europeo han iniciado un ambicioso proyecto de investigación que busca atajar el enorme gasto producido por la "tecnología de informática perimetral de acceso múltiple" (o MEC, por sus siglas en inglés), creando una alternativa que "tiene como objetivo reducir la huella de carbono de la tecnología MEC mediante el diseño de funcionalidades de computación y comunicación con eficacia energética para el perímetro de la red y la combinación de estas con la gestión eficiente de fuentes de energía ambiental y nuevos modelos de almacenamiento y suministro de energía". La fecha que se han impuesto para comenzar a ver resultados será 2025.
Otras iniciativas parecidas son las de la Green ITN 2025 que han adoptado algunas empresas como el operador francés Orange que, desde 2010, busca "mejorar la sostenibilidad de las redes". Entre las medidas que han tomado, y que según la compañía le ha permitido evitar la emisión de 18.170 toneladas de CO2 a la atmósfera en los dos últimos años, se encuentra "la renovación de equipos por otros más eficientes, la optimización de los sistemas de refrigeración de esos mismos equipos, la gestión inteligente de las redes para reducir su consumo y los acuerdos para compartir las infraestructuras con otros operadores", además de acreditar que toda la energía que consume en sus sedes y espacios públicos es de origen renovable.
¿Cómo reducir nuestra huella de carbono?
Con todo lo anterior sobre la mesa, es evidente que tanto la industria como los usuarios debemos tomar conciencia del impacto que produce la tecnología e internet en la situación actual del planeta, y colaborar dentro de nuestro ámbito de influencia. Por eso, algunas de las medidas que se pueden aplicar, y que recomiendan los expertos son:
- No dejar que Google haga el trabajo por nosotros y escribir las direcciones de aquellas páginas web que ya conocemos, para evitar el gasto que supone el paso intermedio de visitar el buscador
- Eliminar las funciones de rastreo de las aplicaciones o las reproducciones automáticas de vídeos que provocan que en algún momento, un ordenador comience a reproducir algo que no queremos, con el gasto energético que eso supone
- Ajustar el consumo de nuestros dispositivos para aumentar todo lo posible la autonomía de sus baterías, reduciendo el brillo de sus pantallas, desactivando funciones que no vayamos a utilizar o recurrir a las funciones de "ahorro" siempre que sea posible
- Reducir los "streaming" multimedia e impulsar el hábito de consumir estos contenidos en modo local, tras descargarlos en nuestro móvil, tablet, ordenador, etc.
- La adopción por parte de las empresas y los usuarios de fuentes de energía limpias y renovables para el consumo propio y de sus dispositivos conectados