Cuando hablamos de conexión inalámbrica a Internet, seguro que todos pensamos en el Wi-Fi. Esta es la tecnología que más utilizamos hoy en día, ya que es la más avanzada, la más económica y la que mejor rendimiento nos ofrece a la red. Sin embargo, debemos saber que no es la única opción que tenemos para conectarnos a Internet. Hoy en día existen otras alternativas menos extendidas, pero que pueden ser incluso más rápidas que el Wi-Fi que usamos a diario. Y una de estas tecnologías es Lifi.
En lugar de usar ondas de radio, el Lifi utiliza un sistema de transmisión de datos mediante luz. Para ello, esta tecnología utiliza bombillas LED que parpadean a una velocidad muy alta de manera que pueda utilizarse este parpadeo para transferir datos. La frecuencia de parpadeo de la bombilla es muy alta, por lo que es inapreciable para el ojo humano. Sin embargo, un fotorreceptor sí sería capaz de detectar estos encendidos y apagados e interpretarlos para traducirlos en datos en el PC.
Mientras que el Wi-Fi suele tener velocidades de en torno a 1 Gbps, el Li-Fi ha conseguido, en laboratorios, velocidades de más de 220 Gbps.
El Li-Fi necesita menos elementos para funcionar que el Wi-Fi, lo que nos permitiría simplificar la instalación de casa. En el lado del emisor tan solo necesitaríamos una bombilla LED, la cual debe contar con un modulador para poder variar la onda de señal y poder enviarla. Y en el lado de la recepción de los datos es necesario solo un fotorreceptor que convierta esas ondas de luz en señales eléctricas.
Ventajas e inconvenientes del Lifi
La primera de las ventajas de esta tecnología es la velocidad de transferencia de datos. Como ocurre con todo, la velocidad puede variar en función de las condiciones donde se ejecute, y de la distancia que separe al emisor del receptor. Sin embargo, en laboratorio han demostrado velocidades muy superiores a las que podemos obtener con el Wi-Fi actual.
Llevar Internet por la luz además reduce las interferencias de radio que generan otras tecnologías como el WI-Fi. Además, hay que tener en cuenta que la luz no atraviesa paredes, lo cual ayuda a preservar la seguridad, ya que nadie desde fuera podrá robarnos la conexión y poner en peligro nuestra seguridad. Otra ventaja es que, gracias a esta tecnología, se puede tener Internet en medios en los que, hasta ahora, no es posible. Por ejemplo, se podrían transmitir datos debajo del agua, e incluso en aviones sin problemas.
Pero esta tecnología tiene también varios inconvenientes. Por un lado, debemos tener en cuenta que, tal como acabamos de explicar, la luz no atraviesa paredes, por lo que podemos tener problemas a la hora de llevar el Internet a otras habitaciones, necesitando estas bombillas especiales en cada una de las habitaciones desde las que queramos conectarnos a Internet. Tampoco está clara la distancia máxima y mínima que debemos guardar respecto a las bombillas para que la conexión sea estable y rápida, pero se calcula que, a partir de los 10 metros, ya no sería efectiva. Y tampoco la intensidad con la que estas bombillas deben brillar ni la rentabilidad al deber tenerlas encendidas constantemente, ya que, si las apagamos, nos quedamos sin conexión.
Además, uno de los retos a los que se enfrenta esta tecnología es al intercambio de datos. Suponiendo que consigamos llevar el Lifi a un smartphone, solo podríamos recibir información. ¿cómo podríamos enviar nosotros datos a Internet? Para ello el móvil no solo tendría que ser un fotorreceptor, sino también tendría que ser una bombilla LiFi capaz de enviar señales de luz. Algo que, hoy por hoy, es inviable.
¿Debo ir pensando en comprar bombillas para sustituir al Wi-Fi?
Aunque suene tentador, y el LiFi tenga muchas ventajas respecto al Wi-Fi actual, en realizad no es una alternativa. Ni siquiera está cerca de serlo. Es cierto que se han llevado a cabo una gran cantidad de pruebas que han demostrado tanto que la tecnología funciona, como que el rendimiento puede ser incluso superior al de muchas conexiones Wi-Fi (en entornos perfectos). Sin embargo, aún no está estandarizado, ni lo estará de momento. Esta tecnología, antes de llegar a nuestros hogares, debe superar una gran cantidad de barreras, empezando por reducir el precio de la tecnología y por poder adaptar los dispositivos actuales (como los smartphones) para poder recibir datos a través de la luz, algo complicado mientras están, por ejemplo, en el bolsillo.
Para uso empresarial, o para oficinas, puede ser una alternativa al Wi-Fi, más rápida y segura, donde solo se necesita un fotorreceptor fijo para cada terminal. Pero hoy en día, está muy lejos de ser una alternativa para entornos domésticos.
El Lifi podría llegar a complementar al Wi-FI y a funcionar con él de forma simultánea. Pero no va a llegar a sustituirlo.
No debemos confundir Lifi con PLC o con bombillas Wifi
Las bombillas LED que tienen Wi-Fi no tienen nada que ver con el Li-Fi. El Lifi es un sistema de transferencia de datos por parpadeo de luz, mientras que las bombillas con Wi-Fi nos sirven para controlarlas de forma remota, con el móvil o con un asistente de voz, como parte de un hogar inteligente.
Tampoco debemos confundir este término con Internet a través de la luz. Sí que es posible llevar Internet por la luz eléctrica, tanto en empresas como en nuestra propia casa. Es lo que se conoce como “Powerline” o “PLC”. Y es una de las mejores alternativas al Wi-Fi, ya que ofrece velocidades de transferencia muy elevadas y es capaz de llevar Internet de una habitación a otra sin importar las paredes, solo la distancia de cableado que se recurre. Sin embargo, esta tecnología tampoco tiene nada que ver con el Lifi, ya que no utiliza luz, sino señales eléctricas.