Se ha convertido en una costumbre que muchas personas realizan a diario, y consiste en que antes de meterse en la cama, e incluso una vez acostados, recurren a sus teléfonos móviles y tablets para seguir conectados a las redes sociales y aplicaciones de mensajería, ver algún episodio de una serie de televisión a la que andan enganchados o, en el peor de los casos, revisar los correos electrónicos del trabajo. Unos hábitos que desaconsejan todos los expertos y que puede traer consecuencias importantes para nuestra salud. Así las cosas, ¿sabes qué es y qué problemas provoca el "vamping"?
Origen del "vamping"
Llegó con la proliferación de los dispositivos móviles con capacidades multimedia, a lo largo de la primera década de los 2000, cuando los teléfonos comenzaron a adoptar muchas funciones inteligentes y capacidad para conectarse a internet. Aunque no fue hasta el inicio de la década de 2010 cuando la explosión en el uso de los smartphones agudizó un fenómeno por el que muchas personas, sobre todo adolescentes, se van a la cama con sus móviles, tablets e incluso ordenadores para continuar conectados. Un hábito que los expertos dieran en llamar como "vamping", y que nace de unir dos palabras: "vampiro" y "texting" (por la acción de teclear mensajes de texto).
¿Qué es el "vamping"?
Resumiendo mucho, "vamping" es la utilización de la tecnología antes de dormir, cuando ya nos encontramos en la cama, y tiene efectos negativos para la salud ya que la luz azul que desprenden las pantallas afecta directamente a la calidad del sueño que tenemos. Tanto es así, que los expertos médicos señalan que su práctica provoca una reducción drástica en nuestro rendimiento diario y puede desencadenar otras dolencias que terminan por convertirse en problemas serios para la salud.
La razón de estos problemas ocasionados por el "vamping" hay que buscarla en la luz azul que desprenden las pantallas de los aparatos electrónicos que utilizamos, ya que bloquea la producción de melatonina, la hormona que regula nuestros ciclos de sueño. Aunque el cuerpo está programado para empezar a fabricarla dos horas antes de irnos a dormir, el uso de un smartphone (o tablet y ordenador) sin filtro de luz azul hace que ese proceso se detenga, lo que retrasa la hora de inicio del sueño y lleve al usuario, con el tiempo, a padecer los mismos desajustes de quienes, por ejemplo, enferman de insomnio.
Aunque en el caso de los adultos estos problemas podrían parecer menos importantes (por nuestra actividad diaria y patrones de sueño menos rígidos), en el caso de los adolescentes y niños es especialmente preocupante porque, como señalan algunos médicos, hay estudios que demuestran que a esas edades la falta de sueño viene provocada en un porcentaje muy elevado por esta práctica del "vamping", que en su caso es capaz de reducir hasta un 90% la producción de melatonina respecto de un adulto.
Consecuencias del "vamping"
Cuando nos metemos en la cama y adoptamos la posición horizontal, nuestro cuerpo está recibiendo la orden de que llega el momento de descansar y dormir. Esa oscuridad favorece la segregación de melatonina que ya venimos produciendo desde que sentimos que se va haciendo de noche. A medida que se acerca nuestra hora de descansar, pasamos por un proceso de relajación progresivo que concluye cuando nos echamos en la cama. El problema llega cuando una vez tumbados nos decidimos a consultar una red social, a responder a mensajes o a ver un programa de TV, serie o película.
Es en ese instante cuando el cuerpo vuelve a ponerse en estado de alerta para mantener la actividad y el organismo deja de secretar melatonina. A partir de ahí se desencadena un proceso muy similar al que se produce en cuadros de insomnio, con "una fase retrasada del sueño" que, con el paso del tiempo, va desregulando nuestros ciclos y desencadenando problemas que pueden terminar en el aumento del riesgo de padecer obesidad o diabetes. Tanto es así que una de las consecuencias de esa neutralización del proceso de fabricación de melatonina es la producción de neuropéptidos que estimulan nuestro apetito y la apetencia por alimentos más grasos y dulces. El gran problema de no respetar esos ciclos de sueño y utilizar pantallas justo antes de dormir es que se altera el proceso natural de descanso, por lo que tenemos más hambre, nos apetecen más dulces y, a la larga, engordamos más.
¿Cómo prevenir el "vamping"?
No existe una fórmula mágica para combatir el "vamping" más allá de la fuerza de voluntad para dejar fuera de nuestro descanso cualquier dispositivo electrónico que tengamos en casa. Olvidarnos del móvil, la tablet o el ordenador cuando estamos en la cama y, en el mejor de los casos, recurrir a viejas costumbres como escuchar un programa de radio donde no vamos a sufrir el impacto de esas luces azules que detienen la producción de melatonina. Un truco es recurrir a las funciones "wellness" que ofrecen muchos smartphones y que ponen hora de cierre a sus funciones por lo que son capaces de evitar que los utilicemos a partir de cierta hora.
Si a pesar de intentarlo no encontráis la forma de prescindir del smartphone, os recomendamos activar los filtros de luz azul con los que cuentan algunos de ellos para no detener la fabricación de esa hormona. Evidentemente, cuando nos referimos a adolescentes y niños, es importante la guía de los padres y las madres para inculcarles hábitos saludables que pasen por dejar, obligatoriamente y siempre, fuera de la cama la presencia de cualquier dispositivo. Solo así, a través de la costumbre, es posible modificar un comportamiento que se ha demostrado especialmente dañino entre los más jóvenes.