Contenido
Los termómetros de mercurio ya están cayendo en el olvido. Aunque aún pueden verse en muchos hogares, y para muchos siguen siendo los más precisos, hoy en día los que se venden más son los termómetros digitales. A diferencia del mercurio, que se dilata en función del calor corporal que le pasemos, los termómetros digitales hacen uso de distintos componentes electrónicos para medir, de forma bastante precisa, la temperatura que le estamos poniendo en el sensor. Sin embargo, ¿sabemos cómo funcionan estos termómetros?
Tipos de termómetros en la actualidad
Cuando vayamos a comprar un termómetro debemos pensar en cuál es el que mejor se adapta a nuestras necesidades.
Aún podemos encontrar termómetros de cristal (como los de mercurio de antes) para la gente que esté acostumbrados a ellos. Sin embargo, estos ya no utilizan mercurio, sino que utilizan otros componentes, como galinsteno, más seguros y menos tóxicos. El problema es que estos son incluso más difíciles de leer que los de mercurio y, por lo tanto, son un problema para las personas mayores. Estos termómetros no tienen aviso sonoro, por lo que debemos dejarlos bastante rato hasta que terminen de medir.
Los termómetros digitales son, hoy en día, la mejor opción. Estos son los que mejor calidad/precio tienen, ofrecen una excelente fiabilidad, son más resistentes y, además, se utilizan igual que los termómetros convencionales. Basta con encenderlo del único botón que tiene, colocarlo y esperar a que pite. Podremos leer la temperatura en su pantalla.
Además, existe un tercer tipo de termómetro (aunque podría estar dentro del grupo de termómetros digitales) que son los infrarrojos. Estos nos permiten medir la temperatura sin contacto en la frente, el oído, o en otras partes, y nos dirán al instante la temperatura que tenemos. También se pueden usar para medir la temperatura de líquidos u objetos.
¿Cómo es el funcionamiento de un termómetro digital?
La parte más importante del funcionamiento de un termómetro digital es el sensor. Estos sensores registran un cambio de voltaje, corriente o resistencia cuando hay un cambio de temperatura. En función de esta diferencia se puede calcular cuál es la temperatura de la superficie que está en contacto con el sensor.
Algunos de los usos que podemos dar a estos termómetros digitales son:
- Medir la temperatura corporal.
- Medir la temperatura del tiempo.
- Controlar la temperatura al cocinar (como la del horno, etc.).
- Medir la temperatura de líquidos (como el vino).
Componentes y electrónica del termómetro digital
Hay varios tipos de sensores que se pueden instalar en los termómetros digitales. Los más comunes son:
- Termopar: se calcula la diferencia de temperatura entre los dos extremos de este sensor mediante una señal generada.
- RTD: en función de la temperatura se genera una resistencia casi lineal.
- Termistor: en función de la temperatura se genera una resistencia no lineal.
- Pirómetro: convierte los rayos infrarrojos en señales eléctricas.
Los sensores son capaces de leer la información que se está generando en función de su tipo. Pero esta información no es comprensible para nosotros como tal. Por ello, es necesario enviar dicha información al microprocesador. Este procesador es mucho más sencillo que el que podemos encontrar en los móviles u ordenadores, ya que su principal función es “leer” la información del sensor y representarla, a través del display (o pantalla) de manera que podamos leerla.
La pantalla, al final, es la parte más importante del termómetro. En ella es donde veremos reflejada la temperatura de manera que nosotros podamos leerla. Estas pantallas pueden ser displays de 7 franjas, o pantallas LCD. Pero la información que se envía desde el microprocesador a la pantalla es básicamente para dibujar un par de números, nada más.
Por supuesto, para que todo esto funcione, es necesaria una fuente de alimentación. Y, en este caso, suele ser una pila de botón.
El sensor genera una diferencia de voltaje, corriente o resistencia, en función de la temperatura, y la envía al procesador. Este aplica una serie de fórmulas matemáticas para poder mostrar los datos de manera que podamos leerlos (es decir, en grados Celsius).
¿Cómo funciona un termómetro láser?
Los termómetros láser nos permiten realizar todo tipo de mediciones sin contacto, de forma rápida y con una gran precisión. Estos termómetros están formados por una lente que envía rayos infrarrojos contra una superficie y, a través de un pirómetro, los convierte en señales eléctricas.
Una vez tenemos la señal eléctrica, el funcionamiento es el mismo que el de otro termómetro digital. Esta se envía a un microprocesador, el cual utiliza una serie de algoritmos para convertirla en grados Celsius y utiliza una pantalla para mostrar dicha información de manera que podamos entenderla.
Este tipo de termómetros son bastante más fiables y precisos que cualquier otro modelo, tanto clásico como digital. Sin embargo, su precisión final dependerá, en gran medida, de la calidad del sensor.
¿Y un termómetro de oído?
Los termómetros de oído son, a grandes rasgos, un tipo de termómetro láser. La principal diferencia frente a los anteriores es que en el sensor tiene una pieza de plástico protectora, como un auricular, que nos permite captar la radiación del canal auditivo mediante su obturador IR.
Igual que en cualquier termómetro digital, en función de la temperatura se genera una corriente, la cual se procesa en un microprocesador y se representa en una pantalla.
El COVID y la proliferación de los termómetros en lugares públicos
Hasta hace unos meses era muy raro encontrarnos con termómetros en lugares públicos. Sin embargo, a causa de la pandemia del COVID-19, esto ha cambiado. Cada vez hay más lugares públicos en los que, para entrar, te tienen que medir la temperatura. Sobre todo, en lugares de trabajo. Y, si tienes fiebre, directamente no puedes entrar.
Obviamente, medir la temperatura de las personas, en mitad de una pandemia, con un termómetro de contacto es de todo menor higiénico. Por ello, han proliferado mucho los termómetros láser o infrarrojos. Estos termómetros son mucho más higiénicos que cualquier otro, y además nos permiten medir la temperatura casi en un instante. Por lo tanto, son ideales para controlar que toda la gente que entre a trabajar no tenga síntomas de estar infectados y, al mismo tiempo, hacerlo sin peligro de infectar a los demás.