El mercado de la telefonía móvil lleva ya entre nosotros algo más de 30 años, en los que hemos visto toda una cascada de novedades y evoluciones que han terminado en la actual época en la que vivimos, una que, en realidad, dio comienzo en 2007 con la presentación del primer iPhone de Apple y que en todo este tiempo parece que sus ideas comienzan a quedar anticuadas. Además, confluyen otras razones por las que podemos esperar una revolución en los próximos años y tiene que ver con el salto cualitativo que ha dado la tecnología en algunos componentes, como son las pantallas de los smartphones. Y es que, ¿hacia dónde se dirige la evolución de los teléfonos móviles?
Como os decimos, desde 2007 el "factor de forma" de los teléfonos inteligentes apenas ha cambiado. El tamaño se ha hecho cada vez más grande, los componentes permiten una mejora sustancial en el rendimiento y capacidad de esos terminales pero en esencia, el concepto smartphone se mantiene tal cual. Ha sido en los últimos años cuando algunos fabricantes se han puesto manos a la obra para imaginar cómo serán esos dispositivos del futuro, los que llevaremos en los bolsillos y que, si nadie lo remedia, van a ser una explosión de pantallas flexibles, plegables, extensibles e incluso transparentes. Ideas todas de un atrevimiento que está por ver que acaben calando en el corazón de los usuarios.
Evolución de tamaño y formato
En 2007 los teléfonos móviles comenzaban a dar el salto hacia la introducción generalizada de las pantallas táctiles. Ya no hacían falta botones para marcar un número o escribir un mensaje, y ese espacio que se utilizaba en la anterior generación (la de los Motorola StarTAC o los infinitos Nokia que todos llevamos en algún momento) pasó a estar disponible para navegar por Internet, escribir un correo electrónico, ver una película o escuchar música gracias a las capacidades multimedia de esos "revolucionarios" dispositivos.
Esos primeros smartphones apenas alcanzaban las cuatro pulgadas de pantalla aunque con el tiempo esos tamaños fueron superando distintas barreras: cinco, seis y, como ocurre en la actualidad, prácticamente las siete de muchos modelos que hay en el mercado. Da igual si hablamos de un iPhone o de un competidor de Android que prácticamente todos los terminales que llegan a las tiendas, ahora mismo, se sitúan entre esas seis y siete pulgadas. Solo el iPhone 12 Mini, llegado en noviembre del año pasado, se atrevió a ofrecer menos que nadie, con un panel de solo 5,4 pulgadas. Y es que, como seguramente ya sabéis, es la pantalla la que ha marcado en los últimos tiempos eso que se conoce como "factor de forma" de un teléfono y que en estos últimos 14 años apenas ha cambiado... hasta ahora.
El aspecto fotográfico
No solo de pantallas y móviles más grandes viven los usuarios. Otro de los componentes que más han justificado el cambio de un terminal es su cámara de fotos, que en los últimos dos años han sufrido un cambio espectacular que ha llevado a algunos modelos "tope de gama" a ofrecer resultados parecidos a los de una cámara réflex: dos, tres, cuatro y hasta cinco sensores, con resoluciones increíblemente grandes de hasta 108MP, la inclusión de zoom ópticos por primera vez, modos nocturos increíblemente nítidos y coloridos y, últimamente, sensores LiDAR o ToF ("time of fly") capaces de escanear entornos y convertirlos en escenarios 3D, que han hecho que nuestros terminales adquieran funcionalidades que van más allá del uso personal y se sitúen abiertamente dentro del ámbito profesional.
En la actualidad, los teléfonos más caros, dentro del ecosistema Android, son capaces de grabar vídeos con calidad 8K que son, muy presumiblemente, las que pronto comencemos a disfrutar en nuestras Smart TV domésticas. Seguramente queden algunos años para que la mayoría de usuarios tenga una en sus casas, pero si quieres ir guardando recuerdos con esa calidad, ya es posible hacerlo con modelos de Samsung, Xiaomi y otras marcas. Apple, sin embargo, sigue anclado a las 4K con sus últimos iPhone 12 de finales del año pasado. A pesar de esa adopción más tardía, este terreno fotográfico sigue siendo uno de los principales reclamos de los usuarios, aunque la próxima evolución, nada tendrá que ver con ellas.
Teléfonos flexibles
Y es que el hecho de tener cámaras de fotos cada vez más profesionales no es un factor que determine cómo utilizamos nuestro smartphone. Es una prestación más que será valorada de diferente manera según el perfil de cada usuario. Ahora bien, donde sí hay una coincidencia prácticamente unánime por parte de los fabricantes es que el futuro pasa el rediseño completo del "concepto de teléfono móvil". Es decir, qué forma tendrá, qué espacio ocupará y que prestaciones ofrecerá a los usuarios gracias al desarrollo de tecnologías que hasta hace poco tiempo parecían artefactos diseñados para una película de ciencia-ficción.
Ese acuerdo tácito de la industria cree que el futuro de los teléfonos móviles pasa porque cuenten con un diseño capaz de cambiar dependiendo de la situación en la que nos encontremos. Que tengamos una pantalla pequeña mientras vamos por la calle y solo necesitamos hacer una llamada o que, más tarde, ya cómodos en casa, podamos convertirlos en un pequeño tablet donde leer, ver películas o navegador por Internet como si fuera una tablet.
Estos dispositivos tendrán pantallas plegables, flexibles o enrollables y podrán duplicar el tamaño de las actuales o, por el contrario, quedarse como están, pero con la ventaja de doblarse para que ocupen la mitad dentro de nuestros bolsillos. Conceptos hay muchos, que están disponibles en las tiendas, como los Galaxy Z Fold 2 de Samsung, que optan por el primer modelo, o los Galaxy Z Flip, que abogan por el segundo. En todos los casos, se trata de modelos extraordinariamente avanzados y que, sin duda, ofrecen a los usuarios una experiencia radicalmente distinta a la de un smartphone tradicional.
