A lo largo de los últimos años ha proliferado en España la costumbre de adelantar buena parte de las compras navideñas a una celebración que apenas tenía tradición en nuestro país, pero que ha calado con tanta profundidad que es imposible ver un solo establecimiento que no se deje llevar por esas letras grandes de sus escaparates, y sitios web, en los que se anuncian enormes descuentos y rebajas. Así que, ¿existe alguna manera de no fallar en nuestras compras del Black Friday y el Cyber Monday?
La pregunta tiene difícil respuesta aunque hay que tener en cuenta que el hecho de que una tienda nos diga que todo lo que vende está rebajado, es un ejercicio de fe del que sería muy bueno desconfiar de entrada, sobre todo en aquellos productos que no teníamos pensado adquirir y que en ocasiones suelen moverse entre una rebaja apenas apreciable, y el mismo precio que tenía antes de estos días de compras locas.
¿Cómo surgió el Black Friday?
No será ni la primera ni la última de las costumbres que adoptamos en España y que provienen directamente desde EE.UU. Internet, y su enorme capacidad para "viralizar" cualquier cosa, no solo ha podido inyectarnos en sangre tradiciones que apenas se celebraban, como Halloween, sino que poco a poco vamos apuntando en el calendario cuál es la fecha en la que se tiene lugar el día de Acción de Gracias. Y esto es así porque justo al día siguiente, el 27 de noviembre en este 2020, todos los establecimientos sacan sus productos e inventarios a la calle para festejar un Black Friday que tiene su continuación al siguiente lunes, con el también célebre Cyber Monday.
El origen de este Black Friday no se remonta a varios siglos en el pasado, sino más bien a mediados del XX, cuando en 1961 los guardias de tráfico de la ciudad de Filadelfia comenzaron a referirse a ese "viernes negro" por la cantidad de personas y coches que abarrotaban las calles de la ciudad al día siguiente de Acción de Gracias, jornada que muchos empresarios daban libre a sus empleados. Con el paso de los años, esa definición de calles atestadas fue calando en otros estados del país, que adoptaron esa idea con un significado idéntico.
Ahora bien, nuestro Black Friday actual no es una fiesta de paseos por la ciudad, sino una celebración en la que podemos comprar a precios rebajados auténticos chollos. Eso ocurrió más tarde, cuando los empresarios de EE.UU. decidieron aprovechar ese trajín de personas por la calle del "viernes negro" siguiente a Acción de Gracias para atraer su atención con rebajas suculentas y, de paso, poner "en negro" todos los apuntes de contabilidad por la cantidad de ventas que conseguían. Así que desde 2005, este día se ha convertido en la jornada con mayores ventas de todo el año. Y hasta hoy.
Qué podemos comprar en el Black Friday
Aunque al principio el Black Friday que llegó a España se centró mucho en la parte tecnológica del mercado, con rebajas sustanciales en productos como electrodomésticos, televisiones, tecnología en general, teléfonos móviles, videojuegos, etc., así como también ropa y moda, a medida que ha ido calando como festividad del consumo, su influencia se ha extendido a todos los ámbitos del mercado, llegando a alcanzar sus ofertas a la industria de los coches, las telecomunicaciones, los autoservicios y supermercados e incluso empresas bancarias y aseguradoras, que intentan captar clientes con el atractivo irresistible de los precios rebajados.
Tan fuerte es el impulso de esta fecha que ha sido capaz de arrastrar a compañías cuyas políticas de precios se mantenían fijas durante años, sin rebajar el coste de muchos de sus productos. Es el caso de Apple que, sin llegar a realizar descuentos en todas sus gamas, sí que regala tarjetas con saldo para comprar en sus tiendas físicas o en la App Store online, donde vende aplicaciones, música, películas, videojuegos y libros. Nintendo es otra de las compañías a las que no ha quedado más remedio que reducir algunos de sus precios cuando llegan estas fechas.
Por su parte, el Cyber Monday es una celebración que este año tendrá lugar el 30 de noviembre, lunes, y que cierra ese fin de semana posterior al día de Acción de Gracias. En él es posible encontrar algunas ofertas todavía más rebajadas, sobre todo en aquellos productos que en el mismo Black Friday no tuvieron la suerte de venderse como esperaban. Por lo que, como en muchas otras cosas, la paciencia puede ser un buen aliado de nuestro bolsillo si no caemos en la tentación de comprar impulsivamente al ver el primer precio tachado que vemos en la pantalla de nuestro smartphone, o en la tienda.
¿Qué debemos tener en cuenta de cara al Black Friday?
Tal y como nos recuerdan muchas asociaciones de consumidores, hay que tener mucho cuidado con el caso que hacemos a las ofertas que vamos a poder ver a lo largo de toda esta semana. Y el peligro no llega tanto por esos productos que ya tenemos en la agenda, sino por esos otros muchos que podemos terminar adquiriendo sin tenerlo previamente planeado. La gran ventaja de hacernos una lista de la compra con anterioridad es que sabremos cuáles son sus precios habituales, por lo que al llegar el Black Friday, o el Cyber Monday, podremos valorar hasta qué punto esa rebaja nos interesa. Incluso si estamos ante un precio de derribo o no.
El problema llega con esas pequeñas "compras de picoteo", de productos que realmente no necesitamos ni teníamos previsto adquirir pero que aparecen ante nuestros ojos cuando navegamos por internet o andamos tranquilamente por una tienda. Y es que es muy natural ver uno de esos precios tachados en señal de rebaja para que nuestra capacidad de análisis se vea reducida sustancialmente. Es ahí, precisamente, cuando el Black Friday y el Cyber Monday pueden convertirse en una problema, al comprar productos con el mismo valor que fuera de esos días de campaña.
Existe otra amenaza todavía más peligrosa, que siempre está latente cuando compramos a través de internet, pero que en estos días de compras desenfrenadas se vuelve todavía más peligrosa y son las estafas, sitios web que anuncian recortes drásticos en algunos precios que son prácticamente imposibles que sean de verdad: ese smartphone último modelo a la mitad de precio, unas zapatillas que apenas alcanzan una cuarta parte de lo que cuestan en realidad, etc. En esas situaciones, es fundamental comprobar la veracidad de la página web, su legalidad, buscar opiniones en internet de otros usuarios que hayan podido comprar allí pero, sobre todo, desconfiar directamente de quienes son capaces de vender "euros a 50 céntimos".