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La telefonía nos ha llevado en los últimos años a vivir una de las revoluciones tecnológicas más importantes de la historia, ya que han permitido que las distancias que nos separan de las personas y las cosas se hayan acortado en apenas uno o dos toques de pantalla. Con un smartphone es posible hablar con amigos que vivan en la otra punta del planeta y, también, encender y apagar las luces de casa aunque no nos encontremos en ella. Sin embargo, esa nueva realidad se sustenta sobre un pilar que es tan esencial como todo lo demás junto: la energía. Cada teléfono, dispositivo inteligente y objeto conectado requiere de una batería que lo haga funcionar y que, con el paso del tiempo, se va degradando irremediablemente.
Esas pilas son el auténtico sostén de toda la economía digital cuando nos referimos a los teléfonos móviles que, no solo avanzan un pasito más cada vez que llegan nuevas actualizaciones de su sistema operativo o componentes, sino que dependen directamente de la salud de sus baterías: tu móvil no puede funcionar si no hay forma de que se alimente de energía y por eso, cuidar este componente es crucial para seguir utilizándolo con garantías durante años. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando esa pila no deja de enviarnos señales que apuntan a que está muy cerca de perder toda su autonomía? Efectivamente, toca cambiarla.
La llegada de los smartphones, como tal, podemos situarla alrededor de 2007, que es el año en el que Apple presentó su primer iPhone. A partir de ahí se sucedieron los modelos centrados en Android que contaban con una característica que se ha ido perdiendo con el paso del tiempo: disponían de baterías extraíbles e intercambiables, de tal forma que podíamos comprar otra de recambio cuando se agotara la vida útil de la original y seguir utilizándo el móvil como si nada. Eso ha cambiado y los fabricantes han optado por un modelo de negocio estanco, donde los distintos móviles no dan la oportunidad de realizar ese cambio de una manera rápida y sencilla.
¿Merece la pena cambiar la batería del móvil?
Para decidir si merece la pena intentar realizar el cambio de una batería (no enxtraíble) en un smarphone, tienes que saber el momento en el que ya no podemos esperar que su duración se recupere. Esto lo podrás saber porque:
- El teléfono ya no alcanza el 100% de carga efectiva y se queda siempre en una cantidad inferior
- Se apaga repentinamente cuando unos minutos antes habíamos comprobado que la carga de la batería estaba cerca del 25-30%
- El compartimento de la batería, o la parte posterior del teléfono, aparece hinchado, con un bulto que no estaba ahí hace unos días (en este caso es especialemente importante dejar de utilizar el teléfono hasta que lo arreglemos, para evitar daños mayores)
Si te encuentras en alguno de estos supuestos debes empezar a plantearte el cambio de la batería que, a su vez, dependerá del tipo de teléfono que tengas. Si se trata de un dispositivo antiguo, con batería extraíble, puedes adquirir otra y sustituirla fácilmente, quitando la tapa posterior e insertándola de manera rápida y sencilla. Ahora bien, las cosas cambian cuando tu teléfono no ofrece esa oportunidad y dispone de un diseño estanco. Cerrado. Blindado.
Si te encuentras en este segundo caso puedes optar por tres posiblidades:
- Cambiar la batería en un servicio oficial de la marca de tu teléfono
- Acudir a un servicio técnico, no oficial, que siempre te saldrá más económico, con los riesgos que eso puede suponer de cara a la garantía
- Realizar tú mismo todo el proceso acudiendo a herramientas y componentes que pueden adquirirse en el mercado
Es importante que tengas en cuenta, antes de aventurarte a cambiar la batería del móvil por ti mismo, si tu teléfono ofrece prestaciones tales como certificación IPXX de algún tipo, esa que nos permite sumergirlo en la piscina en verano o mojarlo sin que le entre agua. Si decidimos llevar a cabo esa repración por nuestra cuenta debéis tener en cuenta estos detalles para que todo el proceso vuelva a dejar el terminal del mismo modo que en su momento fue ensamblado.
Los servicios oficiales, por norma general, tienen un coste mucho mayor pero a cambio nos llevamos la garantía de que en caso de problemas, como el que antes os comentábamos, tendremos la posibilidad de reclamar y recuperar, o bien lo invertido, o bien un nuevo dispositivo en lugar del estropeado. Eso sí, los precios fluctúan, dependiendo del modelo, de los 17 a los 47 euros en el caso de LG, de los 18 a los 89 en el de Samsung o de los 24 a los 46 de Sony. De Apple no comentaremos nada porque vamos a hacer un apartado específico para los terminales de los de Cupertino.
Recomendaciones al cambiar la batería de tu móvil
En caso de que, una vez leído lo anterior, sigas adelante con tus planes para cambiar la batería del smartphone por ti mismo, debes saber que lo primero es, junto con la compra de una batería compatible para vuestro teléfono, adquirir un kit de herramientas de reparación de móviles que os van a facilitar todas las tareas para abrir sin problemas el terminal, además de hurgar en él con garantías: desde destornilladores de diferentes tamaños y puntas, a ventosas para separar las pantallas, palancas de plástico de distintos tamaños, raspadores, bayetas, cintas de doble cara, etc.
El cambio de la batería no es un proceso sencillo ya que desde que los fabricantes optaron por dejar de hacerlas extraíbles, no repararon en que fuera más o menos fácil acceder a ellas, por lo que en el camino para desmontarlas os vais a encontrar con capas aislantes del teléfono (para conseguir esa impermeabilización que nos permite mojarlo), sensores de cámaras fotográficas, fajas enchufadas a la placa base, elementos pegados con masillas y tornillos, muchos tornillos.
No existe un único manual que os pueda servir para reparar del mismo modo las baterías de un teléfono Samsung, Xiaomi, Huawei, LG, Motorola o la marca que sea, por lo que es necesario que busquéis la que se ajuste a vuestro modelo concreto. Internet está lleno de tutoriales muy sencillos que utilizar como referencia para hacer estos cambios, por lo que debéis estar muy seguros de que contáis con la paciencia y habilidad suficiente para afrontarlo sin problemas.
El caso de las baterías de los iPhone
Hemos dejado para el final un caso que es especialmente peliagudo porque tiene como protagonista a Apple. Los californianos son muy celosos de su hardware y suelen poner todos los impedimentos del mundo para que ese cambio de la batería no lo hagamos ni nosotros, ni un servicio técnico que no sea el suyo ni pueda considerarse como oficial. Prueba de ello es que en sus terminales, que ofrecen una degradación de la batería muy acusada en modelos con cuatro o cinco años a sus espaldas, no muestran datos de su salud dentro del sistema operativo si la marca detecta que ese cambio no se ha llevado a cabo por los cauces marcados en sus tiendas oficiales. En su lugar podremos leer el mensaje "El iPhone no puede determinar la salud de la batería. Un Proveedor de servicios autorizado Apple puede repararla".
Apple se escudó en que quiere "asegurarse de que cualquier cambio de batería se realiza correctamente", por lo que si quieres aventurarte a llevar todo el proceso tú mismo, tendrás que enfrentarte a un smartphone que reniega del componente que acabas de instalarle y que, aunque funcionará sin problemas, dejará de tener el soporte en caso de reparación de Apple. De todos modos, si optáis por hacer el cambio en una tienda de los norteamericanos, los precios van a depender del modelo que tengamos: de los 55 euros de los iPhone 5S (2013) a los 75 de los nuevos iPhone 12 (2020).
